Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 70

—Ni por pienso. —Entonces déjalo que corra. Llegaron después la Basi, la criada del boticario; Uca, la del Chano; María, la Chata, que también tenía el vientre seco; Sara, la Moñiga; las otras cuatro Lepóridas; Juana, el ama de don Antonino, el marqués; Rufina, la de Pancho, que desde que se casó tampoco creía en Dios ni en los santos, y otras veinte mujeres más. Salvo las cuatro Lepóridas, todas iban a comprar sal y todas oían pisadas arriba o se inquietaban, al ver luz en los balcones, por la carrera del contador. A las diez, cuando ya el pueblo se rendía al silencio, se oyó la voz potente, un poco premiosa 240 y arrastrada de Paco, el herrero. Iba éste haciendo eses por la carretera y ante los balcones de las Guindillas se detuvo. Portaba una botella en la mano derecha y, con la izquierda, se rascaba incesantemente el cogote. Las frases que voceaba hubiesen resultado abstrusas e incoherentes si todo el pueblo no hubiera estado al cabo de la calle. —¡Viva la hermana pródiga! ¡Viva la mujer de los muslos escurridos y el pecho de tabla!... —Hizo un cómico gesto de estupor, se rascó otra vez el cogote, eructó, volvió a mirar a los balcones y remató: —¿Quién te robó el corazón? ¡Dimas, el buen ladrón! Y se reía él solo, incrustando el poderoso mentón en el pecho gigantesco. Las Guindillas apagaron la luz y observaron al escandaloso por una rendija de la ventana. "Este perdido tenía que ser", murmuró Lola, la Guindilla mayor, al descubrir los destellos que el mortecino 241 farolillo de la esquina arrancaba del pelo híspido 242 y rojo del herrero. Cuando éste pronunció el nombre de Dimas, le entró una especie de ataque de nervios a la Guindilla menor. "Por favor, echa a ese hombre de ahí; que se vaya ese hombre, hermana. Su voz me vuelve loca", dijo. La Guindilla mayor agarró el cubo donde desaguaba el lavabo, entreabrió la ventana y vertió su contenido sobre la cara de Paco, el herrero, que en ese momento iniciaba un nuevo vítor 243 : 240 Premiosa: falta de expedición o de agilidad. Mortecino: bajo, apagado y sin vigor 242 Híspido: disperso y duro (dicho del pelo) 243 Vítor: viva, aplauso. 241 70