Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 66
—¿Por qué no le dijiste a tiempo que entre las dos sólo sumábamos mil duros?
—Hubiera sido mi perdición, hermana. Me hubiera abandonado y yo estaba
enamorada de él.
—Callar es lo que te ha perdido, loca.
—Lo gastó todo, ¿sabes?
—¿Qué?
—Vivió conmigo mientras duró el dinero. Se acabó el dinero, se acabó Dimas.
Luego me dejó tirada como a una perdida. Dimas es un mal hombre, Lola. Es un
hombre perverso y cruel.
Las escuálidas 233 mejillas
de la Guindilla
encendieron aún más de lo que habitualmente estaban.
mayor se
—Es un ladrón. Eso es lo que es. Igual, lo mismo que el otro Dimas —dijo.
Se quedó silenciosa al apagarse su arrebato 234 . Repentinamente los escrúpulos
empezaron a socavarle 235 la conciencia. ¿Qué es lo que había dicho de Dimas, el
buen ladrón? ¿No gustaba el Señor de esta clase de arrepentidos? La Guindilla
mayor sintió un vivo remordimiento. "De todo corazón te pido perdón, Dios mío",
se dijo. Y se propuso que al día siguiente, nada más levantarse, iría a reconciliarse
con don José; él sabría perdonarla y consolarla. Esto era lo que la urgía: un poco
de consuelo.
Se pasó, de nuevo, la mano por los ojos, tratando de desvanecer la pesadilla.
Luego se sonó ruidosamente la larga nariz y dijo:
—Está bien, hermana; cámbiate de ropa. Yo vuelvo a la tienda. Cuando acabes
puedes regar los geranios de la galería como hacías siempre antes de la
desgracia. Mañana verás a don José. Has de lavar cuanto antes tu alma
empecatada 236 .
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Escuálidas: muy delgadas
Arrebato: enfermedad súbita y grave
Socavarle: debilitar a algo o alguien en el aspecto moral.
Empecatada: de mala intención
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