Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 171
Por la tarde, bajó a la romería. Roque, el Moñigo, y Germán, el Tiñoso, le
acompañaban. Daniel, el Mochuelo, seguía triste y deprimido; sentía la necesidad
de un desahogo. En el prado olía a churros y a aglomeración humana; a alegría
congestiva y vital. En el centro estaba la cucaña 626 , diez metros más alta que
otros años. Se detuvieron ante ella y contemplaron los intentos fallidos de dos
mozos que no pasaron de los primeros metros. Un hombre borracho señalaba con
un dedo la punta de la cucaña y decía:
—Hay allí cinco duros. El que suba y los baje que me convide 627 .
Y se reía con un cloqueo contagioso. Daniel, el Mochuelo, miró a Roque, el Moñigo.
—Voy a subir yo —dijo. Roque le
acució:
—No eres hombre.
Germán, el Tiñoso, se mostraba extrañamente precavido:
—No lo hagas. Te puedes matar.
Le empujó su desesperación, un vago afán de emular al joven enlutado, a los niños
del grupo de "los voces impuras". Saltó sobre el palo y ascendió, sin esfuerzo, los
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Cucaña: Diversión de ver trepar o avanzar por la cucaña. (árbol).
Convide:
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