Leemos el camino segundo A leemos el camino A con introducción | Page 77
La amistad del Moñigo forzaba, a veces, a Daniel, el Mochuelo, a extremar su osadía 276
y a poner a prueba su valor. Lo malo era que el Moñigo entendía que el valor de un
hombre puede cambiar de la noche a la mañana, como la lluvia o el viento. Hoy podía
ser uno un valiente y mañana un bragazas 277 , o a la inversa. Todo dependía de que
uno se aviniera 278 o no a realizar las mismas proezas 279 que Roque, el Moñigo,
realizaba cada día.
—Gallina el que no haga esto —les conminaba 280 una y otra vez.
Y Daniel, el Mochuelo, y Germán, el Tiñoso, se veían forzados a atravesar el puente por
la acitara 281 — quince centímetros de anchura— o a dejarse arrastrar y hundir por la
violencia del Chorro, para ir a reaparecer, empujados por la corriente de fondo, en la
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Atrevimiento , resolución .
Cobarde
278 Amoldarse , hallarse a gusto , conformarse
279 Hazaña , valentía o acción valerosa .
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Apremiar con poder a alguien para que obedezca
Pared de puente