Leemos el camino segundo A leemos el camino A con introducción | Page 172

y a celebrar la aparición. Pero la Guindilla se adelantó a todos y recibió a la Uca—uca con dos sopapos, uno en cada mejilla. Quino, el Manco, contuvo a duras penas una blasfemia, pero llamó la atención a la Guindilla y le dijo que no le gustaba que golpeasen a la niña y doña Lola le contestó irritada que "desde la mañana era ya su madre y tenía el deber de educarla". Entonces Quino, el Manco, se sentó en una banqueta de la tasca y se echó de bruces sobre el brazo que apoyaba en la mesa, como si llorara, o como si acabara de sobrevenirle una gran desgracia.