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A los pocos meses de casada, la Guindilla mayor, extrañada de la sumisión y mudez
de Irene, mandó llamar a don Ricardo, el médico.
—Esta chica ha sufrido una impresión excesiva. No razona. De todos modos no es
peligrosa. Su trastorno no da muestra alguna de violencia —dijo el médico. Luego le
recetó unas inyecciones y se marchó.
La Guindilla mayor se puso a llorar acongojada.
Pero a Daniel, el Mochuelo, nada de esto le causó sorpresa. Empezaba a darse cuenta
de que la vida es pródiga 553 en hechos que antes de acontecer parecen
inverosímiles 554 y luego, cuando sobrevienen, se percata 555 uno de que no tienen
nada de inextricables 556 ni de sorprendentes. Son tan naturales como que el sol
asome cada mañana, o como la lluvia, o como la noche, o como el viento.
Él siguió la marcha de las relaciones de la Guindilla y Quino, el Manco, por la Uca—
uca. Fue un hecho curioso que tan pronto conoció estas relaciones, sintió que se
desvanecía totalmente su vieja aversión por la chiquilla. Y en su lugar brotaba como
un vago impulso de compasión.
Una mañana la encontró hurgando entre la maleza, en la ribera del río.
553
Que tiene o produce gran cantidad de algo
Increíbles
Da cuenta
556
Difíciles de entender
554
555