La metodología permite desarrollar en el participante la
capacidad de síntesis, ya que debe detectarse la
información relevante y ordenarla mentalmente
para emitir un diagnóstico certero; enseña a razonar
en el propio estudio individual y en la discusión
con los demás miembros del programa; permite
ejercitar la imaginación creativa y desarrolla la
aptitud para el trabajo en equipo.
La discusión del caso es muy importante, ya que
obliga al respeto y comprensión por las opiniones y
experiencias ajenas, sin tener por eso que renunciar
a las convicciones individuales, pero con el
compromiso de tener que llegar a una decisión
conjunta.
Sin embargo, esta metodología está ciertamente
limitada por el hecho de que la situación es «de
papel», con personajes ficticios y que en la toma
de decisión no influyen factores como la angustia
y el riesgo que acompañan a la vida real. Ahora
bien, el sentimiento de evaluación del grupo que
usualmente acompaña la dinámica, puede en un
momento dado dar el sentido de responsabilidad
y habilidad generando un clima de presión, más
cercano a la realidad.
¿Cómo se resuelve el caso? La resolución debe
seguir tres etapas fundamentales: el estudio
individual de la situación; la discusión en equipo
de número reducido, donde se comunican las
ideas, criterios y opiniones, se adoptan líneas de
acción y estrategias para presentar los planteamientos
frente al grupo entero; y, finalmente, la discusión
grupal en la que intervienen todos los participantes
del programa, contrastando opiniones.
¿Qué interrogantes surgen al presentar un caso?
Usualmente, cuando un equipo se enfrenta a un
caso surge una sensación de incertidumbre,
porque no se sabe exactamente qué es lo que se
debe hacer, el problema suele no estar claramente
definido ni existe un método único y preciso para
atacar la situación. En oportunidades, la información no
está preparada para su utilización, y suelen colarse
datos irrelevantes y a veces falta información
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necesaria. A pesar de todo eso, el equipo que ha
alcanzado una solución no sabe exactamente si
ese era el camino correcto a seguir.
Una sensación común cuando se analizan casos
es el sentimiento de no haber aprendido nada
nuevo, con discusiones ineficientes, donde se
puede sentir que no hay avance. Esto es debido a
que esta metodología persigue mejoras en las
capacidades de más alto nivel, las cuales son
difíciles de notar y hay que darles tiempo a los
logros.
Ante la incertidumbre que presenta un caso, se
puede seguir una línea de análisis que implica una
serie de pasos comenzando con la comprensión
de la situación, la familiarización con los datos, su
organización para manejarlos, la determinación
de la calidad de la información, verificando lo que
hace falta y cómo obtenerla. En definitiva, haciéndose
una idea global y clara de las situaciones planteadas
en el caso.
Luego, se hace un diagnóstico de los problemas,
observando la situación como es y como nos
gustaría que fuera, se separan los síntomas de las
causas, se interrelacionan los hechos y se establecen
prioridades. Esto conlleva a generar soluciones
alternativas donde se da libertad a la imaginación
para luego ordenar, evaluar y completar las opciones
con relación al interés para el caso.
Cada opción debe producir una serie de efectos
en caso de ser puestas en acción; aquí se deben
estudiar los efectos colaterales que pueden traer
las decisiones. Se debe escoger entonces aquella
decisión que en un principio tenga más ventajas
convenientes dentro de la estrategia general de la
empresa.
Una vez escogida la solución, esta debe traducirse
en un plan que especifique, con el mayor grado
de detalle y realismo posible, las acciones a realizar
para su consecución.