Latitude Revista Latitude 2016 | Page 15

2. Jefes que sean un modelo a seguir; una persona que les pueda enseñar, con su comportamiento, cómo se hacen las cosas. Quieren a alguien que haga una diferencia para ellos aprender cómo hacerla también. 3. Tiempo para vivir su vida personal; quieren dedicar al trabajo el tiempo para obtener los resultados esperados sin que el cumplimiento de su trabajo interfiera en sus actividades privadas. (*Analizado de los resultados del estudio: «Comprendiendo a la generación incomprendida»). ¿Le suena familiar? ¿Quién, de cualquier generación, no quiere esas mismas cosas? Entonces, por qué los de Recursos Humanos invertimos tanto tiempo rompiéndonos la cabeza tratando de inventar nuevas cosas cuando la respuesta a cómo atraer, satisfacer y retener a "los milennials" ha estado delante de nuestros ojos desde antes que estos tuvieran edad suficiente para trabajar: 1. Haga un claro enlace entre la estrategia de su organización y las expectativas de todos los que ahí trabajan. Que la contribución de cada puesto sea parte de la descripción del cargo y convierta eso en una de sus herramientas de atracción y administración del talento de cualquier edad. Sí existe una gran diferencia en cómo se comportan las distintas generaciones y eso hace necesario que nuestras empresas adapten sus procesos, procedimientos y metodologías para mantenerse a tono con los requerimientos de los cambios que ocurren en el mundo, que son los que impactan estos diferentes comportamientos. Lo que esos cambios no significan es que tenemos que dar volteretas para hacer felices a un grupo específico, ya que las necesidades básicas de cada grupo no pierden su esencia a pesar de las grandes diferencias que los distinguen. Como empresa, tenemos que asegurar que somos cónsonos con nuestra filosofía en papel y que tomamos a las personas como verdaderos centros de nuestras estrategias. Todo eso se resume en la inmensa necesidad que tenemos de que las empresas apliquen, sientan y vivan lo que muchas de estas solo predican de los labios hacia afuera, la filosofía basada en la simple frase «un colaborador feliz es un colaborador productivo». 2. Implemente programas para el desarrollo de habilidades de liderazgo, pero que no se queden en un salón de clases, sino en la traducción del conocimiento al comportamiento a través del "coaching", seguimiento y de responsabilizar a los líderes por el bienestar y desarrollo de otros. 3. Contabilice resultados e iniciativas y no horas de marcación. Los trabajadores aumentan su lealtad y su compromiso cuando la empresa demuestra que se preocupa por ellos. Reténgalos entendiendo sus necesidades como persona y no sólo sus requerimientos como profesionales. 15