Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 338
quitar su miembro de mi cavidad, cuando lo hizo lamio su aparato,
mientras uno de los otros lo hizo con mi sexo, que estaba emanando
el semen, sintiendo que era como un bálsamo ante el ardor que me ha-
bía provocado. Me quede quieta, tratando de recuperarme, y que se me
aplacase ese dolor, cuando me monto uno nuevo, que ni hice demasiado
para sacarlo.
En el momento que tres perros más llegaron al lugar, posiblemente en
búsqueda de Lola aunque esta vez la perrita era yo, me complació la idea
de que estuviesen en ese sitio, mientras este trataba de embocármela,
dispuesta a entregarle mi sexo, a este reciente candidato .para ser pene-
trada con su pujante miembro.
Después de una serie de sacudidas su verga, comenzaba a ser guareci-
da por mi vulva, friccionando las paredes de mi claustro Acogía esa ver-
ga con una fuerte fogosidad, mientras sus potentes patas apresaban mi
cuerpo, impidiéndome escapar de su arrebatada exaltación, sentía como
me bombeaba sin ningún tipo de censura, ni delicadeza, era indiscuti-
blemente, su puta perrita, ya no era una niña, era una mujer o más bien,
la hembra de esa jauría, aplacando el apetito sexual de esos animales.
El temor no lo perdía, temblaba por los nervios y esa cantidad de ani-
males que observaban, posiblemente para irse turnando, era un conglo-
merado de cosas que me sucedían simultáneamente, veía al perro acos-
tado observando mi coito con poco interés. Era una situación más que
extraña, que si bien no dejaba de atemorizarme, me cautivaba, desnuda,
para ser penetrada por un animal, arrodillada y rodeada de perros, era
una situación totalmente morbosa.
Al tratar alguno de ellos acercarse, mi nuevo macho les gruñía, eso
me estremecía, pensando que podrían morderme o pelearse entre
ellos, conmigo en el medio, evidentemente me había convertido en su
perra- hembra.
Después de ir demostrando que el era el próximo, , se fue acercando
hacia donde estaba, como una hembra fiel me coloque en cuatro, has-
ta que volvió a lamer mis intimidades, como intentando de incitarme,