Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 332

situación de estar desnuda frente a estos animales que me ofrecían un sexo oral indescriptible. Cuando comencé a lamerla lentamente, reco- rriendo su superficie rojiza, mientras el otro perro seguía lamiéndome, esa incontenible seducción, me fue llevando a un estado de total enaje- nación, deglutiendo con desesperación esa atrayente verga animal. Me tocaba sintiendo las lamidas, sin dejar de ingerir ese pedazo de carne que contenía en mi pequeña boca, hasta que unos chorritos algo amargos pero excitantes, rociaron mi cavidad bucal. Di unas últimas lamidas mientras tocaba mi coño más que alterado, como consecuen- cia de ese encuentro tan promiscuo y morboso. Cuando vi la hora me di cuenta que el tiempo había transcurrido más que rápido. Me vestí, re- gresando a la finca con Lola y alguno de los animales, que a mitad de ca- mino se regresaron. Mientras volvía, mis pensamientos estaban enfocados en esos momen- tos llenos de sensualidad, donde estos animales me habían hecho dis- frutar ampliamente. A la tarde siguiente regresé al lugar, lamentablemente ninguno de los animales llegó al bosque, decepcionada y malhumorada, retorné a la finca. Creo que eso me incitó a que me decidiese a experimentarlo, mis fantasías que iban y venían de mi mente, creo que hasta tuve unas lí- neas de fiebre, pues cuando desperté por la mañana, mi cuerpo estaba empapado en sudor. Me duché y después de desayunar temprano enfilé con mi compañera hacia mi bosquecito. .Acomodé la manta, y me senté en ella, a la espera de mi posible ama- dor, estaba impaciente como si se tratase de mi primera cita con alguien, después de más de una hora, vi acercarse a dos de ellos, mi corazón co- menzó a acelerar su ritmo. Como loca gritos y señas de aviso le hacía llegar, que no tardaron en avistar para iniciar una carrera frenética ha- cia donde estabamos. El nerviosismo me dominaba, temblaba, los atraje hacia mí, para juguetear con ellos, arrodillada los abrace, lamiendo mi rostro en demostración de su afecto. Mientras sus hocicos comenzaron a intentar de hurguetear bajo mi