Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 330
Estaba algo expectante, a pesar de mis pensamientos, por lo que po-
dría suceder, pero se me ocurrió orinar, me quité las bragas, colocándo-
me en cuclillas, me sentía a gusto hacerlo delante de ellos, mientras lo
hacia los llame, y se fueron acercando llevando la cabeza de uno de ellos
a mi sexo, comenzando a olfatear, dándome una sensación extraña ese
momento, cuando recordé, la crema. Me excitaba desnudarme frente a
ellos, era como entregarme libremente a esa mansa jauría.
Me quité el sostén, hasta quedar la totalidad de mi piel a la entera dis-
posición de estos animales, algo turbador, lleno de un erotismo morbo-
so y peculiar. Me fui untando esa crema por mis piernas, pies, pecho, y
por cada lado de mi cuerpo que pudiese, hasta que quede bastante em-
bardunada, volcándome sobre la manta a la espera de esas exóticas len-
guas, sin dejar de hablarles a los animales que me observaban, como si
comprendiesen los que les decía.
Apenas golpee mis nalgas se acercaron, y con algo de recaudo, se me
arrimaron, lamiéndome las manos posteriormente los pies, para con-
tinuar de una manera desordenada y vehemente, en otra zonas de mi
cuerpo, mientras uno lamia mi vagina, el otro lo hacía con mis tetas, ro-
zando la punta de mis pezones, envistiéndolos de un extremo a otro, de
una manera más que perturbador, hasta ponerlos tiesos por ese conti-
nuo hostigamiento.
En ese apasionado lengüeteo perruno, manoteaba sus bultos tratando
de alterarlos, sentía que me salía de mis cabales, por ese acoso casi sal-
vaje, donde los animales terminaban pisándome en su anhelo de degus-
tar esa crema.
Mis piernas temblaban, al sentir su hocico, y su lengua tratar de sa-
borear ese ungüento, adherido a mi sensible piel, buscando entre mis
piernas, abriéndolas al máximo metiendo su órgano, bien adentro de mi
vulva en busca de mas, turbándome su rugosidad y rapidez desplazarse
por mis labios vagina, me llevaba las manos a mis pequeños senos, algo
recargados por la fogosidad que me embargaba.
Decidí salir de la manta y acostarme en la hierba fresca, me parecía