Las literatura del siglo XV | Page 9

No obstante, su padre falleció recientemente en 1476, a causa de un terrible cáncer que le expulsó violentamente de la vida terrenal. Este trágico suceso dejó devastado al poeta, quien lo recuerda como “una fatalidad que cambió totalmente el concepto que tenía sobre el fin de nuestra existencia, el verdadero significado de la muerte y nuestro modo de aceptar la misma gracias a la presencia de Dios”. Finalmente, ha decidido reunir esos pensamientos y plasmarlos en forma de poesía en la obra “Coplas por la Muerte de su Padre”. El poema consta de cuarenta y tres coplas en “pie quebrado” (todos siguen el esquema conocido como estrofa manriqueña: 8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c), que abordan la muerte tanto de manera concreta, en relación con el repentino perecimiento de su padre, a la vez que ensalza su heroísmo, sus innumerables virtudes, y el elogio de su figura de genio a nivel personal mientras seguía en vida, como en el sentido más abstracto de la palabra, tratando de darle un sentido universal y radical al fenómeno de la Muerte. Porque, en realidad, esta obra también le sirve al poeta para afrontar e intentar prepararse ante lo que podría suponer su propia muerte, de manera que a través de la literatura, Manrique ha podido, tal y como lo él lo define “sanear su juicio mental frente a los reveses que le ha propiciado la vida terrenal y esperar recibir una recompensa en el idílico mundo espiritual, sin al mismo tiempo menospreciar los placeres que se pueden encontrar en la vida material”. Por lo que finalmente, Jorge Manrique está listo para despedirse de su - aún corta - vida descansando en las llanuras manchegas, sustituyendo las cruentas y sanguinarias batallas castellanas por los áridos campos conquenses, que aunque de igual manera desoladores, al menos transmiten la soledad que permite al hombre reflexionar sobre su pasado e imaginar su futuro.