Las Hurdes, Tierra sin pan (1933):Notas sobre el documental de Buñuel | Page 4
En Europa el documental se encontraba en su máximo esplendor: en 1929 se
filman El hombre de la cámara de Dziga Vertov, Regen de Joris Ivens, L’argent de
Marcel L’Herbier y À propos de Nice de Jean Vigo y en 1933 –el mismo año en que se
termina Tierra sin pan- Hombres de Aran de Flaherty y Borinaje de Storck e Ivens. La
llegada del sonoro, que se anticipó en el caso del documental, amplió el campo de
posibilidades del género al permitir que los relatos, testimonios orales, la voz off o la
música comentaran las imágenes o actuaran como contrapunto.
La idea de rodar un documental sobre las Hurdes, se le ocurrió a Buñuel tras
haber leído la tesis doctoral de Maurice Legendre y también, inspirado por las crónicas
que hizo la revista Estampa tras la visita del rey Alfonso XIII a la región, según
manifiesta el mismo Buñuel en una entrevista con Tomás Pérez Turrent 4 :
«Había leído la tesis doctoral de Legendre, director del Instituto Francés en
Madrid. Un libro admirable, aún lo tengo en mi biblioteca. Durante veinte años
Legendre había ido todos los veranos a las Hurdes para hacer un estudio completo de la
región: botánico, zoológico, climatológico, social, etc. Una maravilla. Luego leí unos
reportajes sobre el lugar que hizo Estampa de Madrid cuando lo visitó el rey».
Pero cuatro años antes, en 1929, Buñuel había programado en el Cineclub
Español La zone (1927) de Georges Lacombe, exploración de los tugurios que rodeaban
el cinturón de París, tugurios que el propio Buñuel explorará en la Ciudad de México de
los cincuenta al documentarse para rodar Los olvidados, un film que es consecuencia
directa de Tierra sin pan aunque entre ambos medie una distancia de más de dos
décadas. Es posible que Las Hurdes no sólo sea hija de unas circunstancias sociales y
políticas, sino también de la coyuntura personal de su autor, que quería seguir haciendo
cine, pero no contaba con la financiación necesaria para ello. Sin presupuesto, un
Buñuel conocedor del cine soviético y del documental social europeo, ¿qué hubiera
podido hacer que fuese coherente con su trayectoria cinematográfica?
Filmar Tierra sin pan (1933) suponía la posibilidad de poder hacer un film
etnográfico, de denuncia social y cabalmente surrealista, para ello Buñuel buscó
financiación en Francia, pero al productor Pierre Braunbergen –que en los sesenta
produciría los filmes de los principales directores de la Nouvelle Vague- no le agradó la
idea. Finalmente, el proyecto se llevó a cabo de la forma más inesperada y
rocambolesca: «Las Hurdes la pude filmar gracias a Ramón Acín, un anarquista de
Huesca, profesor de dibujo, que un día en un café de Zaragoza me dijo:
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