Las historias de Esmeralda Antología sobre Las mil y una noches | Page 16

Las Historias de Esmeralda

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Los Dinares

Estaba feliz y enloquecido con lo que había ganado comprando y vendiendo mercancías, me hizo olvidar la desdicha y a pesar de todo, al cabo de un tiempo volví a soñar con viajes y aventuras. Esa voz interna que me empujaba a querer viajar otra vez, de regreso al puerto de Bazra, busque un buen barco para poder viajar con mis mercaderías. Compré un barco que me gustó muchísimo, además tenía buena tripulación. Estuve en el mar por muchos días comprando y vendiendo muchas cosas de mucho valor.

De regreso al puerto de Bagdad, navegando mar adentro pude ver muy lejos, algo que se movía, en la isla, me acerqué y pregunté a las personas que estaban allí ¿Cómo se llama ese animal? - rinoceronte; el rinoceronte pasta, como pastan las vacas y los búfalos en nuestras praderas. Su cuerpo es más grande que el cuerpo del camello, sus cuernos sirven para defenderse de los elefantes. Viví algún tiempo en aquella isla, y tuve oportunidad de cambiar mis diamantes por más oro y plata, allí había muchísima riqueza más de lo que podría llevar un barco. ¡Después regresé a Basora, país de bendición, para ascender hasta Bagdad, morada de paz! Tras los saludos propios del retorno, no dejé de comportarme generosamente, repartiendo regalos entre mis parientes y amigos, sin olvidar a nadie.

El Gran Viaje

Cuando Simbad era pequeño su papá trabajaba de mercader, pero falleció.

Cuando el pequeño se hizo grande encontró riquezas de su padre y con eso se fue al puerto de Bazra, junto con una tripulación.

Navegaron noche y día hasta que se encontraron con una isla. El capitán bajo un ancla y todos bajaron, menos él porque sospechaba de la isla.

Los tripulantes hicieron una fogata para cocinar deliciosos pescaditos, pero el capitán dijo: “¡No es una isla!, es un pez nuketauin” y ordenó que apagaran todo porque el pez nuketain se había dormido durante muchos años y si no lo apagaban se despertaría y todos se ahogarían.

Rápidamente corrieron al barco, escaparon de allí y nunca más volvieron a navegar por esos lugares.