La Voz del Migrante 6 | Page 17

Como él mismo lo resume: era imposible con esas dos mitades hacer un todo. Me interesa la perspectiva de Todorov en cuanto se refiere al plano de las sensaciones en el individuo sobre la experiencia de migración. A partir de esta primera sensación que él sostiene, yo añadiría otras tres sensaciones que el migrante experimenta, las cuales son objeto para seguir en la búsqueda artística.

La primera sensación sería esta que Todorov anota, la de estar dividido y con estas dos mitades no hacer un todo. Añadiría la fuerza de atracción que devuelve hacia el lugar de origen, ya sea física o mentalmente. Esto produce una tensión permanente en el migrante entre esa atracción por el pasado y la necesidad de vivir un presente.

La segunda sensación sería la de un movimiento constante, necesario, que en este sentido es equivalente a la supervivencia, instintiva de los homínidos. Moverse sin lugar fijo es también una estrategia para seguir vivo: la inestabilidad es lo valioso.

La tercera sensación es el cuerpo como territorio de memoria e identidad mutante, entendida como las experiencias que el individuo carga consigo, las sensaciones corporizadas, el almacén de sensaciones, todo esto lo acompaña para estar en el no lugar, en medio de una gente que no lo reconoce, para quien es anónimo y a partir de lo cual convierte su propio cuerpo en un territorio o cúmulo de experiencias vividas, que pueden ser contadas, pero que hacen parte de su identidad misma. El cuerpo es el único territorio que no se puede quitar al migrante. El individuo poco a poco se desterritorializa para trastocar los papeles habituales de un territorio-casa que lo acoge, todo es transformado en la construcción de una identidad que se centra en el territorio-cuerpo.

La cuarta sensación sería la del “no lugar”. No saber con certeza hacia dónde se quiere ir, a dónde se quiere llegar. El “no lugar” se convierte en el sitio del migrante, definido desde la sociología como un fenómeno que se refiere a que la gente permanece más tiempo en aeropuertos o terminales de autobuses. Pero desde mi perspectiva se referiría a un “no lugar” interno, como el lugar del migrante, la incertidumbre constante, la sensación de desubicación.

En conclusión, en torno al tema de migración como material para la producción artística existe un nivel de sensaciones que el migrante experimenta y que pueden ser material para el desarrollo de piezas artísticas. Estas sensaciones surgen a partir del proceso de desplazamiento, tanto físico como mental desde el lugar de origen. La profundización de tal conocimiento es tanto teórica como empírica. El mismo desarrollo delhappening Desplazamientos forzados es un ejemplo de cómo este conocimiento se enriquece a través de experimentar una y otra vez lo que un migrante viviría. Los cuatro niveles de sensaciones que se proponen aquí son parte de una propuesta teórica no concluida, que puede complejizarse aún más.

NOTAS

1. Sebastião Salgado, Éxodos, Madrid, Fundación Retevisión, 2000.

2. Miladys Álvarez, “Vine a quedar-me. La repercusión del tema migratorio en las exposiciones de arte contemporáneo”, Ensayos. Historia y teoría del arte, núm. 15, 2008.

3. Nicolas Bourriaud, “About exiles”, en Altermodern: Tate triennial, Tate Publishing, 2009, p. 20.

4.Tzventan Todorov, El hombre desplazado, Barcelona, Taurus, 2008.

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