La voz del Fray 2.0, 3 (06/2017) vozfray-3-2017 | Page 40
CULTURA
Una vez asegurado el primer objetivo, acabaron con toda la resistencia y destruyeron algunos edificios, con el fin de
proseguir con el asedio de la segunda línea.
También, caído el segundo enclave, venía la mejor parte de la batalla, donde se concentraba el grueso del ejército
zelote y sicario que defendían con entereza sus posiciones fortificadas en el templo de Salomón y en la fortaleza Antonina,
ya que para ellos era la última defensa, y para los romanos el último paso hacia la gloria.
Los ejércitos imperiales, confiados en su pronta victoria mandaron el grueso de sus tropas con sendas máquinas
de asedio con el fin de terminar con los rebeldes, sin embargo, estos les tenían algo reservado.
Los judíos, incapaces de contener a los romanos, decidieron excavar minas subterráneas que al paso del
contingente militar se derrumbarían. Así ocurrió.
La escena resultante fue una muchedumbre atrapada entre las trampillas y las máquinas derruidas, combinado
todo esto con el fuego que se apoderaba de las estructuras inservibles,
pues los rebeldes habían arrojado brea sobre sus oponentes.
Más tarde, frente el bombardeo constante romano, la carencia
de alimentos y las innumerables bajas, los judíos se vieron forzados a
capitular. La respuesta romana a tantos muertos en sus bandos fue el
saqueo del templo de Salomón y para que sirviera de recordatorio del
poder de Roma decidió arrasar la construcción, salvo una pared, que no
es sino el Muro de las Lamentaciones.
Todas las riquezas extraídas del edificio sagrado fueron empleadas en la construcción del Anfiteatro Flavio,
conocido comúnmente como “ El coliseo ” .
Jesús Viñas (1º Bach. D) y Lidia Carrasco (1º Bach. C)
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