La voz del Fray 2.0, 3 (06/2017) vozfray-3-2017 | Page 4

EL FRAY Y EL TEATRO El Fray Andrés ama el teatro Antonio Merino Madrid A lo largo de toda su historia, de la que ya se cumplen 85 años, el Instituto Fray Andrés de Puertollano ha sabido hacer de sus actividades culturales una extensión fundamental de la actividad académica y una seña de identidad distintiva del Centro. Especialmente durante los años sesenta y setenta del siglo XX las actividades extra- escolares del Fray Andrés trascendieron el propio recinto educativo y se convirtieron en un foco de irradiación cultu- ral para toda la ciudad de Puertollano, ya que se trataba de actos no circunscritos al ámbito académico, sino abier- tos a toda la población. Entre las actividades culturales del Fray Andrés siempre han ocupado un lugar muy destacado las repre- sentaciones teatrales, que desde muy pronto no se conformaron con las aulas o salones de actos del instituto, sino que salieron a mostrarse en los edificios culturales más emblemáticos de Puertollano, como el Gran Teatro, los Sa- lones Sindicales, la Plaza de Toros, la Casa de la Cultura y, más recientemente, el Auditorio Municipal. Así, por ejemplo, ya en 1958, coincidiendo con la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrón de los estudiantes de bachi- llerato, se celebró un solemne acto en el magnífico edificio del Gran Teatro ( hoy desaparecido ) que incluyó la actuación de un coro del instituto, un ballet a cargo de las alumnas de 2º curso y la representación de una obra de teatro de Pedro Muñoz Seca a cargo de los alumnos de los cursos superiores, dirigidos por el profesor de Dibujo Abraham Aguilar. Ese mismo año, el comediógrafo Jorge Llopis intervino en un recital organizado por el Aula de Cultura de Puertollano en el salón de actos del Instituto. Durante los años sesenta existió un grupo de teatro de alumnos más o menos permanente que representa- ba sus obras en el Gran Teatro con motivo de las celebraciones académicas más destacadas. En 1961, en los actos conmemorativos del patrón, se representó el “ juguete cómico en tres actos ” La frescura de Lafuente , de Enrique García Álvarez y Pedro Muñoz Seca. En abril de 1962 se puso en escena el Auto de la Pasión , de Lucas Fernández, en un acto organizado por la Confederación de Cofradías, y al comenzar las vacaciones de Navidad de ese mismo año, se representaron en el Gran Teatro diversas obras de Lope de Rueda, Alejandro Casona y Molière. 3