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La tragedia del zepelín nazi Hindenburg

El 6 de mayo de 1937, la era de los dirigibles tocaba a su fin cuando, durante la maniobra de atraque, el cielo de Nueva Jersey se convertía en testigo del dramático final del Hindenburg, el colosal dirigible alemán y joya de la corona del régimen nazi.

Construido en honor del presidente de Alemania, Paul von Hindenburg, en 1932, el dirigible, fabricado completamente de duraluminio –un material consistente en una aleación de aluminio cobre, maganesio, manganeso y silicio–, alcanzó los 245 metros de largo por 41 de diámetro y su capacidad era de 200.000 metros cúbicos de gas. La velocidad a la que este colosal artefacto se desplazaba por los aires, alcanzada gracias a cuatro motores diésel Daimler-Benz, era de 135 km/hora.