Y después es lo normal:
te da por hacer tus propios
cómics tus propias revistas y
por ahí entré en el mundo
del cómic. Además el cómic es algo que me encanta como medio narrativo:
es mezclar la literatura con
el dibujo, que son dos cosas
que me encantan. A nivel
total, para mí es lo mejor.
¿Tuviste alguna formación específica de arte o
estudiaste otra cosa?
Bueno… Yo estudié Derecho (risas). Luego estuve tres
años dando clases con un
pintor. Yo vivía en Valencia
y cerca había un pintor que
daba clases al lado de su
estudio. Yo iba allí dos veces
por semana y daba clases
de dibujo artístico: acuarela,
óleo… Lo que se dice dibujo
artístico puro y duro.
Nunca pensé que me
iba a acabar dedicando a
esto, así que me concentraba en aprender todo lo que
podía y con eso me daba
por satisfecho. Esa es la
formación artística que he
tenido. Lo demás ha sido
todo autodidacta.
Eso sí, reconozco que el
tiempo que pasé allí me
dio unas bases en cuanto
al color, las sombras… Que
nunca podré agradecer lo
suficiente porque me han
ayudado muchísimo. Creo
que es recomendable tener
“algo” por lo menos, como
una persona que te de un
mínimo de formación.
¿Puedes resumirnos un
poco tu carrera?
Es decir, desde cómo empezaste hasta llegar a tu trabajo como colorista de DC.
La Revista USAKA
La raíz de todo fue un
fanzine que hacíamos aquí,
en Málaga, de manera
amateur. Llegamos a hacer cuatro números, creo.
Lo vendíamos en Málaga
y también lo mandábamos
por correo a gente del resto
de España y de Sudamérica que participaba. Conocimos a gente de Chile, de
México, País Vasco, Cataluña, de todas partes… Era
un grupo que teníamos en
Internet y yo editaba y maquetaba este fanzine, aparte de dibujar. A partir de ahí
conocí a gente que tenía
un pequeña editorial en
Málaga, que ya está desaparecida, y me ofrecieron
trabajo.
La editorial también se
dedicaba al mundo del cómic y allí yo hacía un poco
de todo: dibujaba, entintaba, maquetaba, hacía lo
que fuera saliendo. Con el
tiempo empecé a buscarme la vida como freelance, haciendo cosas por Internet y demás, hasta que
empecé a ir a los Salones
del Cómic de Barcelona y
a hacer entrevistas con los
editores. Al final contacté
con un agente, que es el
que me lleva el tema del
trabajo en Estados Unidos,
y es él quien me consiguió
un trabajo para DC, allá
por el año 2007.
Supongo que eso fue el
trampolín hacia la fama.
Sí, me costó muchos meses de hacer pruebas, de
rectificarlas y volver a enviarlas hasta que algo les
convenció.
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