La puerta del desierto 1 | Page 17

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agua, buscó la atención de la agencia espacial estadounidense en el programa de astrobiología de su universidad, Arizona State University.

“Fue cuando nos contactaron al doctor Luis Eguiarte y a mí, quienes fuimos por primera vez en 1999, escribimos el proyecto e iniciamos el trabajo en 2000. Desde el inicio, nos enamoramos de la belleza del oasis y sus misterios, de un lugar que se ve sin vida desde el espacio y, sin embargo, es tan diverso a pesar de que está tan limitado por el elemento más crítico para la vida”, afirmó la investigadora.

En Cuatro Ciénegas parece ser que la razón por la que continúan los mismos linajes ancestrales es porque como no hay fósforo, no hay migración de organismos, pues no saben cómo sobrevivir si no hay este alimento fundamental. Los organismos locales tampoco se mueven de su comunidad ya que han construido una enorme codependencia metabólica que les permite sobrevivir en este sitio tan limitado de nutrientes. Por la misma razón, no mezclan genes en general con otras bacterias y consumen todo lo que no conocen utilizando los “cadáveres” como fuente de fósforo, explicó.

Esto da pauta a que Cuatro Ciénegas pudiera ser la cuna de nuevos medicamentos y vacunas, pues el comportamiento agresivo, defensivo y de supervivencia de las bacterias podría ser aplicado a preservar la salud humana, así como la salud planetaria, al tener sus recursos genéticos un potencial enorme como biofertilizantes y para usarlos en la biorremediación.

Investigación ecológica

Actualmente, la doctora Souza continúa trabajando en buscar una explicación sobre cómo surgen y coexisten tantas especies en un sitio tan pobre en nutrientes.

También intenta entender un sitio nuevo en Cuatro Ciénegas que acaba de ser descubierto este inicio de primavera y que lleva a un mundo aún más primitivo, “un mundo sin oxígeno, ya que los tapetes microbianos de esa pocita en particular crean domos geodésicos, construcciones creadas por las bacterias donde en su interior están los gases de la atmósfera desde hace 2.5 mil a cuatro mil millones de años. Les llamamos los domos del archeano”, añadió.

Las investigaciones de la doctora Souza han sido financiadas inicialmente en colaboración por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), posteriormente por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alianza World Wide Fund for Nature-Fundación Carlos Slim, UNAM y Fundación LALA.

Gracias a este tipo de investigaciones es que se abren las puertas del conocimiento a nuevos descubrimientos que permitirán en el futuro conocer el completo ciclo de la formación de vida en la Tierra, y tal vez en otros planetas, concluyó Valeria Souza.

(CONACYT)