EDITORIAL
JUNIO 2019
“¡Qué suerte he tenido!”, es lo que pensé cuando hace 11 años
llegué a este colegio. Entonces llegábamos tres maestras nuevas al ciclo de Infantil,
con la ilusión de empezar a trabajar en este colegio, pequeño y familiar, más cerca de
nuestras casas. Fue fácil adaptarnos a tantas novedades: nuevos compañeros, nuevos
alumnos, tantos y variados proyectos de centro.
Me llamaban la atención muchas cosas: la amplitud de las aulas, la cantidad de
cuentos y juegos con los que iba a poder disfrutar con mis alumnos, los proyectos tan
asentados que se llevaban a la práctica (huerto, radio, fotografía, actividades MIG…).
El buen ambiente en general entre maestros, familias y otras personas que formaban
parte del colegio hizo que éste se convirtiese en “mi segunda casa”.
Han ido pasando los cursos y con cada uno de ellos, un trocito de mi vida. Y
aunque me apasiona mi trabajo, nada hubiese sido posible sin el apoyo, la confianza y
la colaboración de las personas que también han formado parte de mi vida en este
tiempo:
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Mis compañeros de ciclo, Mercedes y Carlos, de los que tanto he aprendido.
Los maestros que han atendido a “mis alumnos” en diferentes momentos (Inglés,
Música, Religión), siempre con la ilusión de que los niños aprendiesen
divirtiéndose.
Todo el personal no docente: monitoras de comedor, personal de limpieza,
conserjes…y en especial a Mª Mar, nuestra cocinera, que han facilitado
enormemente mi labor en el centro.
Las familias que han participado y cooperado, haciendo posible el objetivo que
tenemos en común: el desarrollo educativo y personal de los niños.
Y aunque tengo un recuerdo especial por cada uno de mis compañeros, que se
esfuerzan por dar lo mejor a los niños, destaco el papel del equipo directivo,
siempre dispuesto a resolver peticiones y en especial a Carolina, que además de
compañera ha sido fundamental para la continuidad de este colegio.
Por supuesto, LOS NIÑ@S, que son el motivo por el cual estamos los maestros y
a los que tengo que dar las gracias por ilusionarme y por regalarme tanta
felicidad.
Durante este tiempo, son cuatro las promociones de niños a los que he
podido acompañar en su etapa en Infantil, y a los que he tenido la suerte de verles
crecer y evolucionar. Aunque hubiesen hecho todo esto sin mí, ha sido un privilegio
poder disfrutar de esos momentos mágicos en los que he ido viendo cómo progresa
cada uno. No tengo espacio para nombrar a todos en estas líneas, pero en mis
recuerdos me llevo a cada uno de ellos.
El tiempo ha pasado muy rápido y ahora cierro feliz esta etapa con la
ilusión de iniciar otra nueva y con la certeza de que recordaré con cariño el Colegio
Maestro D. Pedro Orós. Trabajar aquí ha sido fácil y sobre todo, muy gratificante.
¡GRACIAS A TODOS!
Iris Garcés Piazuelo
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