La muerte del tirano Fidel Castro Suplemento Fidel Castro | Page 7
Fidel Castro, el último representante del Cretácico
número dos en todas sus aventuras, que hoy tiene 85 años. Las últimas imágenes del
dictador eran del pasado día 15, cuando recibió en su residencia de Punto Cero al presidente
de Vietnam, Tran Dai Quang. Y la última vez que apareció en un acto público fue el 13 de
agosto, día de su cumpleaños, en un acto en un teatro de La Habana. Fidel Castro se había
convertido en objeto de una suerte de «turismo político»: recibía numerosas visitas de
líderes internacionales, en las que se le veía encorvado y con dificultades de movilidad.
El régimen cubano ha decretado nueve días de luto oficial. Las cenizas de Castro recorrerán
la isla para que quien lo desee –o se sienta obligado– le rinda tributo, hasta que sean
enterradas el próximo 4 de diciembre en el cementerio de santa Ifigenia de Santiago de
Cuba, cuna de la revolución. Castro, convertido en cenizas, recorrerá el mismo camino,
pero a la inversa, que hizo entre Santiago y La Habana cuando derrocó al
dictador Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959.
La oposición teme un aumento de la represión y lamenta no ver cambios cercanos.
Guillermo Fariñas, premio Sajarov, advirtió que «habrá más represión, varios hermanos de
lucha tienen sus casas vigiladas, no los dejan salir». Berta Soler, líder de las Damas de
Blanco, declaró que «aquí no cambia nada. La única buena noticia es que tenemos un
dictador menos, pero aún nos queda otro». Para José Daniel Ferrer, dirigente de la Unión
Patriótica de Cuba, su muerte significa «poco» porque los ciudadanos ya se habían
acostumbrado a su ausencia.
Sin embargo, al tratarse del «símbolo principal del régimen», su desaparición puede ser
interpretada como una ocasión para «hacer más reclamaciones». La periodista
independiente Miriam Leiva ve su desaparición como «la esperanza de un futuro mejor» en
el país. Archivo Cuba, una organización sin ánimo de lucro, recordó «a los miles de
cubanos muertos y desaparecidos por el castrismo, incluyendo a las víctimas de la
subversión y el terrorismo que ha exportado por el mundo».
El fallecimiento de Castro ocurrió casi dos años después de que su sucesor y Barack Obama
anunciaran por sorpresa el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y
Estados Unidos para acabar con el último vestigio de la Guerra Fría. El líder castrista
reaccionó al histórico anuncio con un «no confío en la política de Washington pero no
rechazo el acercamiento» al eterno enemigo.
Reacción de Donald Trump
La primera reacción del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, fue declarar a
Fidel Castro un «brutal dictador» que «oprimió a su propio pueblo» y dejó «un legado de
fusilamientos, robo, sufrimiento inimaginable y pobreza». Trump, que ha amenazado con
revertir la apertura hacia la isla de Obama, se comprometió este sábado a hacer «todo lo
posible para asegurar que el pueblo cubano pueda iniciar finalmente su camino hacia la
libertad».