Los españoles conquistaban en nombre de Dios, siendo este la respuesta y la razón de sus actos. Imponían a los indígenas una religión en la que Dios, que es uno y eterno, creó el cielo y la tierra, a un hombre y a una mujer, quienes son descendientes y creados por él, mediante un texto llamado “El Requerimiento”. Éste propone la grandeza de su Dios por sobre todas las cosas, eterno y único. Dicta que existían reinos debido a la gracia de Dios; que debíamos habitar este mundo que Él nos había entregado, y que, dentro de todos estos habitantes creados a su imagen y semejanza, uno se destacaba por sobre el resto. Éste fue llamado San Pablo, a quien se le confiere el poder sobre todo linaje humano, y así, fuese de todo el mundo, Señor y Superior.
Donde quiera que San Pablo estuviese, sería capaz de juzgar y gobernar a todos, sin importar la religión o secta a la que perteneciese. Este pasó a llamarse Papa, que quiere decir admirable mayor padre y guardador, porque es padre y gobernador de todos los hombres.
Se cuenta que uno de los Papas sucesores, donó a los católicos reyes españoles -en su tiempo- Don Fernando y Doña Isabel, estas islas y tierra firme del mar Océano, por lo que esto convertía al rey en amo y señor de estas tierras.
Al haber sido informados de esto, los indígenas pasarían a ser súbditos, no reprocharían órdenes ni tampoco cuestionarían las decisiones, sino que acatarían lo que su rey les ordenara, al igual que los sometidos anteriores a ellos, quienes obedecieron y recibieron a varones religiosos, a los que enviaban para que les predicasen y enseñasen nuestra Fe; convirtiéndose todos ellos, en cristianos hasta el día de hoy, diciéndole que estos lo habían hecho de manera libre, a su voluntad.
Obligan a los indígenas a seguir esta línea, a reconocer como superiora y señora a la Iglesia Católica por sobre el universo y el mundo, a reconocer al Papa y al Rey como señor y superior de las tierras por la gracia conferida en la donación del Papa a Su Majestad, diciéndoles que si cumplían esto, sus mujeres e hijos quedarían absueltos de la servidumbre, devolviéndoles su libertad; y que la continuidad en la Fe católica, los llevaría a riquezas, muchos privilegios y excepciones por parte del Rey.
Cultos religiosos en Latinoamérica