46
La Mariología de la Madre Ágreda
el Señor: " Muchos misterios hay en la Iglesia militante manifiestos de mi Madre
47 y los santos ". La concepcionista es consciente de que la Iglesia militante poseía en su tiempo gran número de verdades ya conocidas sobre el misterio de María. Se trataba de las verdades de fe que la Iglesia enseñaba en el siglo XVII sobre la Virgen. Estas las conocía la M. Ágreda por la predicación de la Iglesia, la catequesis, las lecturas de los libros piadosos, y otros recursos. La Iglesia transmitía en tiempos de la mística agredeña un depósito de verdades mariológicas que eran propiedad común de todos. Tales doctrinas representaban un progreso y desarrollo de las verdades nucleares del Evangelio para los fieles cristianos del siglo XVII. Por eso, el elemento básico de su tratado mariano estaba formado por los relatos evangélicos sobre la vida de Jesús y de María. Desde esos contenidos nucleares la Iglesia había desarrollado en su predicación nuevos aspectos que los fieles recibían con docilidad de sus pastores. Las aportaciones de la MCD enriquecían ese acervo común con prolongaciones místicas de naturaleza muy personal. Estas prolongaciones constituyen lo nuevo del mensaje de la MCD. Lo esencial de estas aportaciones nuevas no consistía, contra lo que pudiera hacer pensar una lectura superficial de la MCD, en datos históricos nuevos, o en informaciones biográficas más o menos maravillosas, sino en una visión nueva del misterio de la vida divina de María, es decir: su maravillosa interioridad. Por tanto, las novedades que ofrece en su obra no tienen la pretensión de aportar nuevas doctrinas de fe reveladas, ni sucesos singulares de la vida de la Virgen. A la Mariología de su tiempo, ella ofrece una profundización de los aspectos más divinos, interiores y ocultos de la Virgen.
¿ De dónde y cómo recibió la concepcionista el conocimiento nuevo y enriquecedor que quería comunicar generosamente a la Iglesia del siglo XVII en
47
MCD, I, Intr., n. 10.