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La Mariología de la Madre Ágreda
Ascensión. Ese día se celebró en el Monasterio una profesión. Concluida la ceremonia, se retiró a la enfermería.
La noticia del grave estado de salud de Sor María conmovió a toda la Villa. Para ayudarle en el último trance se trajeron a su celda las imágenes más devotas de Ágreda.
El 17 de mayo comulga de viático de manos del P. Provincial, José Ximénez Samaniego. Sor María había expresado su deseo de ser asistida por sacerdotes. El 18 de mayo, ignorante de la enfermedad de la Venerable, llega a Ágreda el General de la Orden Franciscana, P. Salizanes. El día anterior, había llegado el P. Provincial de Burgos. Los dos prelados se dirigían a Santo Domingo de la Calzada, para la celebración del Capítulo.
El 21 de mayo, al recibir la santa unción, dice al P. General: « Me alegra, Padre, el tener el consuelo de morir con todos los sacramentos, como hija de la Iglesia Católica ». Dirigió a cada una de las monjas unas palabras de despedida y de consuelo espiritual.
Hacia las 9 de la mañana, del 24 de mayo-domingo de Pentecostés- Sor María de Jesús, como si llamara al Espíritu Santo, dijo tres veces: « Ven, ven, ven », y expiró. Contaba 63 años de edad. De ellos, 46 años los había vivido en la vida religiosa. Había ocupado el cargo de Abadesa 35 años. Se la enterró en un nicho del cementerio común de las Religiosas, en el subterráneo de la iglesia.
En cuanto la noticia de la defunción de Sor María llegó a la corte, el Rey en persona escribió el 3 de julio una carta de pésame a Sor Isabel María de los Ángeles, Presidenta del Convento:“ La falta de Sor María me ha causado muy particular sentimiento, por lo mucho que yo la estimaba, como lo merecía; y tengo muy gran confianza que en la presencia de Nuestro Señor continuará sus súplicas por mí que siempre tuvo viniendo tan a su cuidado ".