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De manera simultánea a las preguntas indicadas al comienzo, surgían otras del tipo: ¿En un mundo de hegemonía de lo digital, donde los formatos electrónicos tienen cada vez mayor presencia -dada su versatilidad, bajo coste y rápida difusión- tiene sentido la publicación de una novela en papel? ¿No supone una publicación en papel, ir otra vez a contracorriente de los tiempos? ¿Un “romanticismo” que afirma: “cualquiera tiempo pasado fue mejor”, al menos en cuanto a la edición y publicación se refiere?
El relato de nuestra autoría, titulado Ventanas y publicado en PanoramaCultural.com.co, afirma: “un libro es una ventana desde la cual mirar al mundo o en la que mirarnos a nosotros mismos (…) Tengo la casa llena de ventanas; tengo la casa llena de libros…” Evidentemente, nos referíamos a los libros publicados en papel. Releyendo el mismo volvió a surgir una nueva pregunta: ¿Pueden los libros digitales igualmente convertirse en ventanas o éste es un privilegio del soporte papel?
Y es que la literatura es capaz de transformar nuestras estanterías en "ventanas abiertas al mundo" y nuestro espacio íntimo de lectura en una "Aldea Global". De esta manerta, -continuamos parafraseando a Celaya- la literatura es lo más necesario, lo que no tiene nombre, son gritos en el cielo y en la tierra son actos.
Frente a la Globalización Económica, responsable de la difusión del llamado "pensamiento único" -una manera de pensar homogénea acorde con los intereses del mercado-, la literatura se alza como herramienta para una Globaliazión Crítica, que une conciencias diversas con objeto de que todos resultemos enriquecidos en el intercambio; que favorece el desarrollo del "pensamiento divergente", frente al citado pensamiento único. En definitiva, que favorece la difusión de los valores sociales y culturales, frente al aislamiento y la expansión de los citados valores del mercado, guiados exclusivamente por intereses económicos.