LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 40

Markus Zusak La ladrona de libros fútbol. Los equipos estaban bien definidos y utilizaban los cubos de basura para delimitar las porterías. Al ser una recién llegada, a Liesel la relegaron de inmediato a custodiar el espacio entre los cubos de basura. (Tommy Müller por fin conoció la libertad, a pesar de ser el peor futbolista que Himmelstrasse había visto en toda su historia.) Todo se desarrolló a la perfección durante un tiempo, hasta el profético momento en que Rudy Steiner acabó tumbado en la nieve debido a una falta de Tommy Müller, alentada por la frustración. —¿¡Qué!? —protestó Tommy, con expresión contrariada por la desesperación—. ¡Pero si no he hecho nada! El equipo de Steiner exigió al completo el penalti y acto seguido Rudy Steiner tuvo que enfrentarse a la niña nueva, Liesel Meminger. Rudy colocó el balón en un montoncito irregular de nieve, seguro de obtener el resultado habitual. Después de todo, no había fallado ni un solo penalti de los dieciocho que había lanzado, ni siquiera cuando el equipo contrario protestaba para sacar a Tommy Müller de la portería. Daba igual por quién lo sustituyeran, Rudy siempre marcaba. Esta vez también trataron de sacar a Liesel, pero, como te imaginarás, ella se negó y Rudy no puso pegas. —No, no. —Sonrió—. Dejadla. Se estaba frotando las manos. Había dejado de nevar sobre la sucia calle y las pisadas embarradas se concentraban entre ellos. Rudy cogió carrerilla, chutó el balón, Liesel se lanzó a por él y, sin saber cómo, consiguió rechazarlo con el codo. Se levantó sonriente, pero lo primero que vio fue una bola de nieve que se estrelló contra su cara. La mitad era barro. Escocía a rabiar. —¿Qué te ha parecido eso? El chico sonrió de oreja a oreja y salió corriendo tras el balón. —Saukerl—musitó Liesel entre dientes. El vocabulario de su nuevo hogar se le pegaba rápido.  ALGUNOS DATOS SOBRE  RUDY STEINER Era ocho meses mayor que Liesel y tenía piernas esqueléticas, dientes afilados, ojos azules desproporcionados y el pelo de color limón. Era uno de los seis Steiner, y tenía hambre a todas horas. En Himmelstrasse se le consideraba un poco alocado. Esto se debía a un suceso del que rara vez se hablaba, pero al 40