LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 386

Markus Zusak La ladrona de libros —Dinero, comida, joyas, lo que caiga en mis manos. Parecía bastante sencillo. Al cabo de un cuarto de hora, Liesel reparó en el súbito mutismo de su expresión y comprendió que Rudy Steiner no iba a robar nada. La determinación se había esfumado y aunque el chico todavía soñaba con los imaginarios laureles del delincuente, Liesel sabía que Rudy ya no se lo creía. Lo intentaba y eso nunca era buena señal. Su grandeza criminal recogía velas ante sus ojos. Al ir aflojando el paso y contemplando las casas, Liesel se sintió interiormente aliviada y entristecida. Estaban en la Gelbstrasse. Las casas se alzaban como enormes moles oscuras. Rudy se quitó los zapatos y los sostuvo en una mano. En la otra llevaba la caja de herramientas. La luna asomaba entre las nubes. Tal vez más de un kilómetro de luz. —¿A qué espero? —preguntó Rudy en voz alta, pero Liesel no contestó. Rudy volvió a abrir la boca, pero no pronunció palabra. Dejó la caja de herramientas en el suelo y se sentó encima. Se le había enfriado el ánimo. —Por suerte llevas unos calzoncillos de repuesto en la caja de herramientas —comentó Liesel, y vio que Rudy hacía esfuerzos para no reír. Rudy cambió de postura, volviéndose hacía el otro lado para dejar sitio a Liesel. La ladrona de libros y su mejor amigo estaban sentados espalda contra espalda en una caja de herramientas con partes rojas en medio de la calle. Cada uno miraba hacia un lado distinto y así siguieron un buen rato. Cuando se levantaron para volver a casa, Rudy fue a cambiarse los calzoncillos y dejó los usados en la calzada. Decidió hacerle un regalo a la Gelbstrasse.  LA VERDAD DE RUDY STEINER  «Creo que se me da mejor dejar cosas atrás que robarlas.» Semanas después, la caja de herramientas al menos acabó sirviendo para algo. Rudy la vació de martillos y destornilladores y decidió guardar en ella parte de los objetos valiosos de los Steiner en previsión del siguiente bombardeo. Lo único que no sacó fue el oso de peluche. El 9 de marzo, Rudy la sacó de casa cuando las sirenas volvieron a hacerse oír en Molching. 386