LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 281

Markus Zusak La ladrona de libros —Ya, pero es que tú apestas. —Rudy empezaba a calentarse—. ¿A que después de todo no van a ser los cigarrillos? —Se acercó un poco más y sonrió—. Huelo a delincuente, deberías darte un baño. —Se volvió hacia Tommy Müller—. ¡Eh, Tommy, deberías venir a oler esto! —¿Qué dices? —El bueno de Tommy—. ¡No te oigo! Rudy negó con la cabeza dirigiéndose a Liesel. —No tiene remedio. Liesel se dispuso a cerrar la puerta. —Piérdete, Saukerl, ahora mismo eres lo último que me hace falta. Complacido consigo mismo, Rudy dio media vuelta. Sin embargo, al llegar junto al buzón pareció recordar la misión que en realidad lo había llevado hasta allí, así que retrocedió. —Alles gut, Saumensch? Me refiero a la rodilla. Era junio. Era Alemania. Todo estaba a punto de venirse abajo. Liesel no lo sabía. Para ella, no habían descubierto al judío del sótano, no se habían llevado a sus padres de acogida y ella había contribuido en gran medida a ambas cosas. —Todo va bien —aseguró, y no se refería a ninguna lesión futbolística. Estaba bien. 281