LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 280

Markus Zusak La ladrona de libros El «Schmunzeler» Minutos después, alguien volvía a aporrear la puerta. —¡Dios bendito, otro! Volvieron a preocuparse de inmediato. Taparon a Max. Rosa subió presurosa los escalones del sótano, pero esta vez, cuando abrió la puerta no se encontró con un nazi. Se trataba de Rudy Steiner, que estaba allí de píe, con su pelo amarillo y sus buenas intenciones. —Sólo he venido a ver cómo estaba Liesel. Al oír la voz, Liesel empezó a subir la escalera. —De este me encargo yo. —Su novio —comentó Hans a los botes de pintura, y soltó otra bocanada de humo. —No es mi novio —protestó Liesel, sin enfadarse. Era imposible después de haberse salvado de milagro—. Sólo subo porque mamá me llamará a gritos de un momento a otro. —¡Liesel! Estaba en el quinto escalón. —¿Lo ves? Rudy balanceaba el peso de un pie al otro cuando Liesel llegó a la puerta. —Sólo he venido para ver... —Se interrumpió—. ¿A qué huele? —Olisqueó el aire—. ¿Has estado fumando? —Ah, he estado con mi padre. —¿Tienes cigarrillos? Igual podríamos venderlos. Liesel no estaba de humor para eso. —A mi padre no le robo —contestó en voz bajita para que su madre no la oyera. —Pero sí a los demás. —¿Qué estáis cuchicheando? Rudy schmunzeleó. —¿Ves lo que pasa por robar? Estás nerviosa. —Como si tú nunca hubieras robado nada. 280