LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 233
Markus Zusak
La ladrona de libros
El plan era perfecto, salvo por un detalle: no tenían ni idea de por dónde
empezar.
La fruta quedaba descartada. Rudy desechó cebollas y patatas y decidieron
no volverlo a intentar con Otto Sturm y su bicicleta cargada de productos de
granja. Una vez era inmoral. Dos, una completa canallada.
—¿Y qué narices hacemos? —preguntó Rudy.
—¿Y yo qué sé? La idea es tuya, ¿no?
—Eso no quiere decir que no puedas colaborar un poquito. Yo no puedo
pensar en todo.
—Si casi no piensas en nada...
Siguieron discutiendo mientras se paseaban por la ciudad. Ya en las
afueras, empezaron a divisar las primeras granjas y árboles, que se alzaban
como estatuas escuálidas. Las ramas estaban grises. Cuando levantaron la vista,
sólo vieron ramas alicaídas y un cielo despejado.
Rudy escupió.
Volvieron a atravesar Molching, barajando propuestas.
—¿Qué te parece frau Diller?
—¿Qué me parece de qué?
—Si decimos «Heil Hitler!» y luego robamos algo, igual no nos pasará nada.
Después de deambular por Münchenstrasse durante un par de horas,
empezó a oscurecer y estuvieron a punto de darse por vencidos.
—Es inútil —se rindió Rudy—, y encima tengo más hambre que nunca. Por
amor de Dios, me estoy muriendo de hambre. —Avanzó unos pasos antes de
pararse y mirar atrás—. ¿Qué te pasa? —preguntó, porque Liesel se había
detenido en seco y algo le iluminaba la cara.
¿Cómo no se le había ocurrido antes?
—¿Qué pasa? —Rudy empezaba a impacientarse—. Saumensch, ¿qué
narices pasa?
En ese momento, Liesel se estaba enfrentado a una decisión. ¿Podría llevar
a cabo lo que estaba pensando? ¿De verdad quería vengarse así de alguien?
¿Tanto despreciaba a esa persona?
Dio media vuelta y empezó a caminar. Cuando Rudy la alcanzó, aminoró el
paso con la vana esperanza de aclararse un poco. Después de todo, se sentía
culpable desde hacía tiempo. Estaba fresca. La semilla ya se había abierto y se
había convertido en una flor de pétalos negros. Sopesó si de verdad podría
llevarlo a cabo. Se detuvo ante la encrucijada.
—Conozco un sitio.
Cruzaron el río y remontaron la colina.
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