LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 217
Markus Zusak
La ladrona de libros
Las juventudes de Rudy
Al final, Liesel tuvo que confesárselo.
Él sabía cómo tratarla.
UN RETRATO DE RUDY STEINER:
JULIO DE 1941
Hilillos de barro cruzan su cara. La corbata es como un
péndulo inmóvil desde hace tiempo en la caja del reloj. Tiene
el encendido pelo color limón alborotado y esboza una sonrisa
triste y absurda.
Se quedó a unos metros del escalón y habló con gran convicción, con gran
alegría:
—Alles ist Scheisse —sentenció.
Todo es una mierda.
Durante la primera mitad de 1941, mientras Liesel se dedicaba a ocultar a
Max Vandenburg, robar periódicos y regañar a esposas de alcalde, Rudy
sobrellevaba como podía la nueva vida en las Juventudes Hitlerianas. Desde
principios de febrero volvía de las reuniones de un humor bastante peor del
que había ido. Tommy Müller lo acompañaba en muchos de esos recorridos de
regreso a casa, en el mismo estado. El problema tenía tres vertientes.
LOS TRES COMPONENTES
DEL PROBLEMA
1. Los oídos de Tommy Müller.
2. Franz Deutscher: el iracundo cabecilla de las Juventudes
Hitlerianas.
3. La incapacidad de Rudy para mantenerse al margen.
217