LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 156

Markus Zusak La ladrona de libros A partir de entonces fueron viéndose, como mucho, de manera esporádica. Max se sentía constantemente rechazado y a menudo pisoteado, como el resto de los judíos, mientras a Walter lo absorbía su trabajo. En una imprenta. Por si acaso eres de esos a los que les gusta esa clase de detalles, sí, hubo algunas chicas en aquellos años. Una se llamaba Tania, la otra Hildi. Ninguna de las dos le duró. No había tiempo, puede que fuera debido a la incertidumbre y a la presión cada vez más acusada. Max tenía que escarbar entre los desechos en busca de trabajo. ¿Qué podía ofrecer a las chicas? En 1938 era difícil imaginar que la vida pudiera empeorar. Y entonces llegó el 9 de noviembre. Kristallnacht. La Noche de los Cristales Rotos. Ese incidente destrozó la vida a muchos de sus amigos judíos; en cambio, resultó providencial para Max Vandenburg. Tenía veintidós años. Muchos establecimientos judíos estaban sufriendo asaltos y saqueos quirúrgicos cuando oyeron el martilleo de unos nudillos en la puerta del piso. Max se reunió en el comedor junto con su tía, su madre, sus primos y los hijos de estos. —Aufmachen! Intercambiaron una mirada y sintieron la tentación de salir corriendo a esconderse en las habitaciones; sin embargo, el temor es una emoción de lo más extraña: no podían moverse. De nuevo: —¡Abran! Isaac se levantó y se dirigió a la puerta. La madera estaba viva, todavía vibraba por la paliza que le acababan de dar. Volvió la vista hacia los rostros visiblemente atemorizados, giró la llave y abrió la puerta. Como era de esperar, un nazi. De uniforme. —Nunca. Fue la primera respuesta de Max. Se aferró a la mano de su madre y a la de Sarah, la prima que tenía más cerca. —No me iré. Si no vamos todos, yo tampoco voy. Mentía. Cuando el resto de la familia lo echó a empujones, un alivio obsceno le revolvió las tripas. Era algo que no deseaba sentir y, sin embargo, tanto era el entusiasmo que le entraron ganas de vomitar. ¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía hacerlo? No obstante, lo hizo. 156