LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 137
Markus Zusak
La ladrona de libros
—Tengo castañas, si le sobra un penique —repetía Liesel en todas las casas.
Al final reunieron dieciséis monedas.
—Y ahora, la venganza —sonrió Rudy, complacido.
Esa misma tarde volvieron a la tienda de frau Diller, la «heilhitleriaron» y
esperaron.
—¿Surtido de golosinas otra vez? —preguntó frau Diller, schmunzeleando,
a lo que asintieron con la cabeza,
El dinero repicó sobre el mostrador y la sonrisa de frau Diller se torció
ligeramente.
—Sí, frau Diller —contestaron al unísono—, surtido de golosinas, por favor.
El Führer enmarcado parecía orgulloso de ellos.
El triunfo que precede a la tormenta.
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