LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 10
Markus Zusak
La ladrona de libros
Junto a las vías del tren
Vi a la ladrona de libros en tres ocasiones.
Lo primero que apareció fue algo blanco. Un blanco cegador.
Probablemente estarás pensando que el blanco en realidad no es un color y
toda esa clase de tonterías. Pues yo te digo que lo es. El blanco es sin duda un
color y, personalmente, no creo que te convenga discutir conmigo.
UN ANUNCIO RECONFORTANTE
Por favor, a pesar de las amenazas anteriores,
conserva la calma.
Sólo soy una fanfarrona.
No soy violenta.
No soy perversa.
Soy lo que tiene que ser.
Sí, era blanco.
Daba la impresión de que todo el planeta se había vestido de nieve, que se
la hubiera puesto como tú te pones un jersey. Las pisadas junto a las vías del
tren se hundían hasta la rodilla. Los árboles estaban cubiertos con mantos de
hielo.
Como debes de imaginar, alguien había muerto.
No podían dejarlo tirado en el suelo. Por el momento no era un gran
problema, pero la vía pronto quedaría despejada y el tren tenía que continuar la
marcha.
Había dos guardias.
Había una madre con su hija.
Un cadáver.
La madre, la niña y el cadáver estaban quietos y en silencio.
—¿Y qué quieres que haga?
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