LA HISTORIA DE MANÚ 02-Del_Rio_Ana_Maria_-_La_Historia_De_Manu | Seite 21
46
Todos aplaudieron, y Maná abrazó
muy fuerte a su padre y a su madre.
—¿Puedo ir con Kunturo al cole
gio? —preguntó.
Entonces, el alcaide se adelantó,
—Ese cóndor es un verdadero hé
roe •—dijo—. En la alcaldía habrá siempre
una fuente con carne especialmente dis
puesta para él. Entonces, todos miraron
para arriba y vieron al cóndor revolotear
suavemente sobre la multitud. Todos
aplaudieron. Y el papá de Maná dijo:
—Bueno, ha sido un día memorable.
Pero ahora estamos todos muy cansados.
Hay que irse a dormir.
Y, poco a poco, las luces de las ve
las y los chonchones de la plaza se fueron
apagando y toda la gente de la ciudad y
del pueblo de Manú durmió como si fue
ran hermanos. Desde lo alto, Kunturo
bostezó como bostezan los cóndores y se
dirigió a su nido, en lo alto de la roca.
Manú, muerta de sueño, asomada a la
puerta de su casa lo vio pasar y le hizo se
ñas con la manó.
47
—¡Te quiero mucho! —le gritó, Kunturo
abrió y escondió sus garras en señal de
saludo y desapareció en la noche.