LA HISTORIA DE MANÚ 02-Del_Rio_Ana_Maria_-_La_Historia_De_Manu | Page 14
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El plan
A la mañana siguiente, Manú ama
neció llena de ánimo. El día anterior parecía
haberse borrado de su cabeza. Tomó
desayuno con apetito y partió ai bofedal en
medio de sus doce llamas regalonas. Se había
trazado un plan. Si no podía ir a ese colegio,
entonces daría vueltas por sobre la ciudad con
Kunturo durante el día, mirando desde lo alto
las ciudades y los pueblos. Aprendería
mirando desde arriba. Pero sobre todo iría a
ver el mar. Tenía que volver al mar. Era
demasiado hermoso.
Corrió con sus llamas por los sen
deros del altiplano. Soplaba un viento fuerte,
huracanado, algo tibio. Nubes oscuras se
juntaban y corrían por la pampa del cielo.
Manú dejó a sus llamas pastando en los
jugosos bofedales y subió por la roca
desnuda como una pequeña vicuña experta.
Arriba estaba Kunturo. Sin un solo
movimiento, derecho en el nido. Dormía.
Manú lo despertó acariciándole el plumaje
del cuello. El joven cóndor se despertó y la
miró como diciéndole:
—¿Quieres ir de nuevo a ese colegio
de la ciudad donde se ríen de ti porque no
hablas su idioma?
—No, Kunturo —dijo Manú—. No
quiero ir más a ese colegio. Lo que quiero es
que me lleves a dar una vuelta por el mar.
No puedo olvidar el mar. ¿Lo harías por mí?
Kunturo miró la lejanía y luego
asintió gravemente. El lazo entre Kunturo y
Manú no se cortaría jamás. Manú se acercó a
Kunturo y se montó en su cuello y lo espoleó
suavemente con las rodillas. Kunturo pareció
comprender. Kunturo comprendía todo.
Lentamente, extendió sus alas gigantescas y
remontó vuelo. Manú se sintió cómoda y
feliz, con el helado viento, cruzando a ambos
lados de su gorro de lana. Tener un amigo
como Kunturo era lo mejor que había en el
mundo. Ya no le importaba no poder ir a ese
colegio ni saber castellano. Sólo quería volar.
Y ver el mar una vez más.