En el año 2015 empezamos a pensar , con mi colega Fernando Paredes , en transformar la sala de música que compartíamos en un jardín del Bajo Flores . Queríamos convertirla en un espacio de exploración y juego permanente , y decidimos utilizar para ello objetos y materiales que teníamos a mano , que formaban parte de la cotideaneidad de la escuela / jardín . Ambos habíamos visto , participado y disfrutado de experiencias que compartían estas ideas , y que se convirtieron en una especie de lema para pensar lo que fue la “ Sala Sonora ”: RESONAR , RECICLAR , RESIGNIFICAR .
Armamos en nuestra sala varias estructuras sonoras , montadas sobre bancos de escuela en desuso : un chancletófono , un xilofón de maderas , �lautas de shampoo , entre otros . Los materiales los habíamos ido encontrando de a poco , en nuestros caminos habituales , y los habíamos acopiado en el jardín . Cuando nos pareció que estábamos en condiciones de empezar con la construcción , invitamos a las familias a ser parte , y algunos padres y tíos se acercaron para darnos una mano . Fueron varios días de construcción hasta que todo estuvo listo para inaugurarla . Disfrutaron de ese espacio l @ s 350 chic @ s del jardín y también sus familias ( ya que en ocasiones las invitábamos a acompañarnos ). Cada semana hacíamos un día de exploración en la sala sonora con algún condimento o consigna extra , como luces o proyecciones . Un año después incorporamos un panel táctil , con materiales a los que no les encontramos sonoridad pero que nos resultaban atractivos y nos invitaban a jugar : teclados de