Llegamos al tercer número de nuestra revista . Un número que fue soñado y anticipado con un tinte celebratorio : ¡ no siempre se cumplen 110 años !
Soñamos que en algunas páginas hubiera fotos de festejos y crónicas de momentos alegres . Y también alojar voces diversas de disfrute compartido con los distintos niveles , con las instituciones con las que cohabitamos en el edificio , con la comunidad barrial .
Soñamos que era un año para celebrar la historia de lo vivido , la experiencia construida , lo instituido que no vale la pena perder . Y sostener como bandera lo que aún no se pudo hacer , pero es necesario retomar porque sigue teniendo sentido .
Soñamos y previmos , al mismo tiempo , un año para impulsar y alentar lo instituyente : nuevas perspectivas , nuevos fundamentos , nuevos irrenunciables sobre los que construir la formación docente en nuestro Normal .
Imaginamos los 110 años como una suerte de mojón en el camino . Un punto de llegada y al mismo tiempo de partida , donde desensillamos , tomamos aire y agua , oteamos el horizonte para ajustar y retomar la ruta . Pero siempre , siempre , con la alegría del andar compartido .
Pero un día … el mundo lejano y cercano se tiñó de pandemia .
Por esa fecha , poco después de marzo de este “ excepcional ” 2020 , reencontré en el muro de Facebook de una querida compañera 1 este poema de Gioconda Belli 2 :
Uno no escoge el país donde nace ; pero ama el país donde ha nacido . Uno no escoge el tiempo para venir al mundo ; pero debe dejar huella de su tiempo . Nadie puede evadir su responsabilidad . Nadie puede taparse los ojos , los oídos , enmudecer y cortarse las manos . Todos tenemos un deber de amor que cumplir , una historia que nacer una meta que alcanzar . No escogimos el momento para venir al mundo : Ahora podemos hacer el mundo en que nacerá y crecerá la semilla que trajimos con nosotros .