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Por Viviana Szpigiel, Dahiana Guanes y Natali Amado
“Trabajar intensamente, en un grupo más pequeño que el del grado total, permite que los chicos que hasta ese momento no han avanzado tanto como la mayor parte del grupo se sientan personalmente convocados a comprometerse con el aprendizaje. Por su parte, el maestro tiene la oportunidad de conocer mejor las posibilidades de esos alumnos y así tender un puente más sólido entre lo que ellos saben y lo que se desea que aprendan.”7
Buscamos con ello considerar la diversidad del aula y atender a los procesos de cada uno, de modo que para todos la situación de escritura resultara enriquecedora, sobre todo en aulas tan numerosas.
En una primera instancia, anticipamos la lectura de Caperucita a través del maestro y abrimos un espacio de intercambio entre lectores. De este modo, cuando los niños y las niñas volvieron al aula, se enfrentaron con la situación de lectura del cuento contando con mayores herramientas dado que se trataba de un cuento conocido sobre el cual ya habían conversado. Pudimos advertir que participaron más que otras veces en el intercambio posterior porque se sentían más seguros y habían enriquecido su interpretación. Lo mismo ocurrió cuando trabajamos con el ejemplar en mano: una vez en el aula, observamos que los niños y niñas podían seguir la lectura y localizar fragmentos.
Luego, en cada espacio de trabajo focalizado se trataba de anticipar algunas situaciones de escritura que se darían en la clase general con el fin de que los niños tomaran confianza y pudieran participar de forma activa en esas instancias dentro del aula. El plan de escritura ya lo habíamos realizado entre todos, por lo tanto comenzamos a reescribir en un borrador cada uno de los momentos correspondientes a los distintos núcleos narrativos. En nuestro espacio, para comenzar la reescritura, se releía parte del texto, en especial el fragmento que se debía reescribir.
Al momento de planificar, decidimos implementar un espacio de trabajo focalizado fuera del aula convocando a aquellos niños que no habían avanzado tanto como sus compañeros hasta entonces. Los grupos focalizados se constituyeron teniendo en cuenta la cercanía en cuanto al nivel de conceptualización de la escritura, de manera que se pudieran enriquecer tanto entre ellos -de allí que no salieran solos sino de a tres- como con las intervenciones docentes pensadas especialmente para este grupo en particular.