La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 304

La Falsificación de la Realidad gas de Auschwitz no eran más que cámaras frías para la conservación de cadáveres en espera de su cremación, tal como lo atestiguan los planos que descubrí en 1976. Muéstrenme o dibújenme... En marzo de 1992, yo lanzaba en Estocolmo un desafío de alcance internacional: "¡Muéstrenme o dibújenme una cámara de gas nazi!" Precisaba que no estaba interesado en un edificio que supuestamente contenía una tal cámara de gas, ni en una pared, ni en una puerta, ni en cabellos, ni en calzado. Yo quería una representación completa del arma del crimen, de su técnica, de su funcionamiento. Añadía que, si se pretendía ahora que los alemanes habían destruido esta arma, era preciso que se me dibujara esta arma. Yo rehusaba creer en una "realidad material" desprovista de representación material. El Holocaust Memorial Museum El 30 de agosto de 1994, visité el Holocaust Memorial Museum de Washington. No encontré allí ninguna representación física de la mágica cámara de gas. Ante cuatro testigos, en su oficina, pedí entonces a Michael Berenbaum, Research Director del museo, que me explicara esta anomalía. Después de un arrebato violento, acabó por responderme que ¡"se había tomado la decisión de no dar ninguna representación física de la cámara de gas nazi"! No trató incluso de invocar la existencia en su museo de una maqueta artística del Crematorio II de Birkenau. Sabía que esta maqueta, que por otra parte no se reproducía en su libro-guía del museo (4), no era más que una creación artística sin relación con la realidad. El hundimiento exterminacionista Al Sr. Berenbaum tuve la ocasión de recordarle algunos acontecimientos desastrosos para la causa exterminacionista. En 1968, en su tesis, la historiadora judía Olga Wormser-Migot había reconocido que existía un "problema de las cámaras de gas" y había escrito que Auschwitz I estaba "sin cámara de gas" (¡esta "cámara de gas" visitada por millones de turistas!) (5). En 1983, un británico, por otra parte defensor de la leyenda del exterminio, revelaba cómo Rudolf Höss, antes de testificar ante el Tribunal de Nuremberg, había sido torturado por miembros judíos de la Seguridad militar británica, y después había confesado a fuerza de patadas, de puñetazos, de latigazos, de exposición al frío y de privación de sueño (6). En 1985, en el primer proceso de Ernst Zündel en Toronto, el testigo Nº 1, Rudolf Vrba, y el historiador Nº 1 de la tesis exterminacionista, Raul Hillberg, se 304