281
Norberto Ceresole
juntamente con la continua memorización del peligro del Holocausto, causa una reacción histérica en el israelí medio ".
Gran parte del Holocausto se fundamenta en las memorias personales de Elie Wiesel( Ver: Un grand faux temoin: Elie Wiesel, Robert Faurisson, 1988 y 1992, en Archive Faurisson, op. cit.), a quien en 1979 el entonces presidente norteamericano Jimmy Carter, primer jefe de Estado de ese país en visitar Israel, nombra presidente de una comisión para la edificación de un monumento en memoria de los supervivientes del Holocausto. Pocos años antes de esa fecha comienza a desarrollarse en los Estados Unidos( 24), el principal aliado israelí, una campaña febril. Se emiten programas televisivos, films, publicaciones, etc. Por una ley del Congreso norteamericano se crea el Consejo de la memoria del Holocausto, con capacidad para crear un museo y dirigir programas de investigación y de educación. En su versión original el Holocausto es, claramente, el resultado de la política exterior norteamerica sobre el Oriente Medio, que luego se universaliza en la escala exacta que tiene la presencia del judaísmo en la casi totalidad del " mundo occidental ".
Raul Hilberg, en sus trabajos: La destruction des Juifs d’ Europe y La politique de la mémoire, señala, sin embargo, que la imagen del Holocausto construida por el judaísmo a la medida exacta de las necesidades estratégicas de Washington, recién arraiga en la sociedad norteamericana a partir de la guerra de Vietnam. Sólo a partir de allí, según Hilberg, surge una nueva generación americana en "... busca de certidumbres morales ". Fue así que el Holocausto devino "... en el mal absoluto a través del cual se podía medir y juzgar todas las otras transgresiones en el comportamiento de las naciones "( 25). Se convirtió en una formidable herramienta estratégica para establecer un orden mundial unipolar, ya que ella predice la capacidad que de inmediato se autoadjudica la potencia hegemónica para administrar la justicia en el mundo( 26).
Fue también, y sobre todo, el instrumento utilizado por los EUA para establecer y consolidar su hegemonía estratégica sobre Europa. Elie Wiesel fue galardonado con el premio Nobel de la paz en 1986. Parafraseando al gran García Márquez( 27), el recordado autor de Cien años de soledad, podríamos decir que si hubiese existido un premio Nobel de la guerra psicológica, también lo hubiese ganado el señor Wiesel. En su discurso en la Casa Blanca, aceptando presidir la Comisión creada por Jimmy Carter, es el propio Elie Wiesel quien se encarga de ubicar al Holocausto recién construido en un punto inalcanzable en el horizonte de la humanidad. No sólo en el mal absoluto, en el sufrimiento de los sufrimientos, en lo único; sino también en lo absolutamente irrebatible, en el " numinosum ", en un nivel ubicado mucho más allá de la crítica humana( 28).
La vinculación entre los Estados Unidos e Israel, sustentada en el mito del Holocausto, llega a extremos patológicos en el campo militar( reforzamiento del potencial judío en Oriente Medio). La ayuda militar norteamericana al Estado judío es de unos 5.000 millones de dólares anuales, cifra que le permite a Israel