La Euforia, Dionysos y el Crucificado Revista Innombrable - Aquí y Ahora | Page 19

remoliendo encuentros y desencuentros

amistades y relaciones; trabajo de Sísifo,

esferas con falsos reflejos.

Vivo en piso treinta y nueve,

pero siempre estoy abajo.

Ciudad grande, calles largas amistades cortas.

Llevo tres horas en el coche,

te extraño, pero necesitaría tres horas más para verte,

será mejor un beso virtual, acariciando el teclado de la computadora,

que el estrés.

La ciudad es una hidra de millones de cabezas

carentes de agua.... aunque sin agua ya se están ahogando.

Cada quien lucha por su vida,

aferrándose a un salvavidas creado por su alucinación,

escasas de alimento y oxígeno.

Monstruo cuyos pies son serpientes que se devoran a sí mismas,

que en su cuerpo concentra la sangre en su corazón,

olvidando las venas de sus extremidades.

Mi sueño de fantasía, se volvió una pesadilla.

Veo ojos sin luz,

indigentes en las calles,

ladrones orgullosos,

ruidos estruendosos,

árboles negros,

hierbas que se aferran a grietas

extrañando su color original.

Así vivimos.

Corriendo todo el tiempo, cometiendo falta.

Si alguien cae, lo pisamos.

Sentimientos de papilla, masa amorfa

donde se disuelven rostros y palabras.

Mas, en mis sueños, encuentro mi infancia

a mi ardilla, sobre mi árbol.

Subo a lo más alto del edificio,

pero, aquí no hay campo.

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