Griegos
Los griegos focenses llegaron hacia mediados del siglo VII a.C. Ellos fueron los primeros en hablar en sus crónicas del país de los íberos, término con el que se designaría a la Península. Desde la colonia que habían fundado en Massalia extendieron su influencia por la costa Este peninsular, especialmente en el golfo de Rosas donde fundaron Emporion y Rhode, en Gerona. Estas colonias fueron asentamientos definitivos por lo que crearon industrias, emitieron su propia moneda. El arte de los pueblos indígenas se vería muy influido por la cultura griega, difundiendo su alfabeto, su cerámica, sus métodos agrícolas e incluso su religión y arte
Cartagineses
En el norte del actual Túnez se fundó, en el año 814 a.C. la colonia fenicia de Cartago , una ciudad de tradición marinera y comercial. Los cartaginenses comenzaron a intervenir en la Península Ibérica fundando dos importantes bases navales: Ebusus y Cartago Nova (Cartagena). Desde estos puntos explotaron las minas de plata de Cartagena y Sierra Morena, el hierro del Moncayo. Sus ejércitos se nutrieron de tropas mercenarias reclutadas entre los indígenas peninsulares.
A partir de mediados del siglo III a.C. los cartagineses intervienen cada vez más en la Península y su general, Amílcar Barca, inició una sistemática explotación de los recursos del sur. Se firmó con Roma un nuevo acuerdo, el Tratado del Ebro (226 a.C.) quedando este río como frontera de los dos dominios. El hijo de Amílcar, Aníbal sitió la ciudad de Sagunto, tomándola tras ocho meses de asedio (219 a.C.). Roma le declaro la guerra a Cartago. Comienzan así la Segunda Guerra Púnica