Después las aguas volvieron a su
nivel y Esther no mencionó más la
muñeca. El resto de las vacaciones
fue transcurriendo plácidamente y ya
a mediados del verano habíamos
terminado el refugio y allí pasábamos
muchas
nuestros
horas
del
sellos
organizando
la
en
día
el
pegando
álbum
colección
y
de
mariposas.
Fue hacia fines del verano cuando
llegó la segunda muñeca.