La educación odontológica actual, volumen 1 | Page 10

Historia del hemangioma capilar lobular

HISTORIA

En 1879 Rivolta describió por primera vez el granuloma piógeno. En 1887 Bollinger propuso

que era causado por un parásito que denominó Botryomyces. En 1897 Poncet y Dor

publicaron en la bibliografía cuatro pacientes con neoformaciones vasculares y las llamaron

Botryomycosis hominis. En 1904 Hartzell propuso el término granuloma piógeno y Küttner sugirió el nombre de granuloma telangiectásico. También se le ha denominado hemangioma eruptivo, hemangioma capilar lobular y granuloma telangiectásico. El término granuloma piógeno es inadecuado, ya que no está constituido por infiltrado granulomatoso y no es un padecimiento microbiano.

Se manifiesta como una neoformación solitaria, pequeña, de aproximadamente 6.5 mm, poco dolorosa, brillante, ulcerada o con una costra en la superficie, y que sangra de manera espontánea o después de algún traumatismo. Es de crecimiento rápido, en algunas semanas alcanza diámetro de 1 a 2 cm y se estabiliza por varios meses. La topografía más frecuente es en la cara, los dedos de las manos y el tronco.

El origen del granuloma piógeno no se conoce con exactitud. Se considera un proceso reactivo en el cual pueden intervenir factores de predisposición, como: traumatismos, infección viral localizada, picaduras de insectos, vacunación y tratamiento con láser. También se ha señalado su asociación con anastomosis arteriovenosa. Con frecuencia se manifiesta en el embarazo, quizá porque la progesterona causa incremento del grosor y la tortuosidad de los vasos sanguíneos periféricos. Se han descrito lesiones después del tratamiento con isotretinoína, tazaroteno e indinavir.

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