LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 571

576 BLANCA RUBIO tores en particular fueron considerados como marginales en el proceso de acumulación. Toda vez que las industrias de punta se orientaron hacia la exportación o a los sectores de altos ingresos ante la estrechez del mercado interno, no se requirió más la demanda de las clases populares para impulsar a dichas industrias, con lo cual el sistema pudo funcionar con salarios muy bajos. Sobrevino entonces la primera exclusión de los productores rurales de bienes básicos para el mercado interno, por la vía del retiro del Estado de la gestión productiva y mediante el mecanismo de crear un sector productivo privilegiado con la consecuente marginación del resto de los productores. Se impuso por tanto, una política centrada en la privatizaron de las em­ pre­sas que anteriormente regenteaban los gobiernos. Ingenios, torrefac­ toras, des­pepitadoras, fueron vendidos al capital nacional o extranjero, mientras desaparecían Inmecafé, Tabamex, Proformex, Cordemex, Proqui­ vemex, Fertimex, Anagsa, Albamex, y Conafrut, principalmente durante el sexenio de Salinas de Gortari, 1988-1994 (Sánchez, 2010:227-270). Durante el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, iniciado en 1982, se impulsó el Programa de Desarrollo Rural Integral (PRONADRI), en el cual perduraba la retórica integradora pero ya no contenía una visión de aliento productivo. En el Programa Nacional de Modernización del campo (PRO­ NAMOCA), impulsado durante el gobierno de Salinas de Gortari, se planteó ya con toda claridad la exclusión de los pequeños productores de la ban- ca nacional en el Banrural, mientras que a los empresarios se les envió a la ban­­ca privada. Se redujo claramente el presupuesto hacia el campo, como puede ob­ servar­se en la gráfica 2, donde se ve la enorme caída a partir de 1982. Asimismo se observa un declive de los precios reales de los granos bá­si­cos, principalmente a partir de 1987, aunque todavía dichos precios se encon­ traban por encima de los precios nominales. Como puede observarse en las gráficas 3, 4 y 5, el maíz, el arroz y el trigo, presentan el mismo com­porta­ mien­to. Cabe hacer notar también que, aunque en 1992 inició el proceso de liqui­dación de Conasupo, esta entidad desapareció hasta el año 2000 (DOF, 1999), con lo cual los productores contaban todavía con el apoyo a la co­ mercialización de sus productos. El declive del presupuesto y el retiro del Estado en las funciones sustan­ tivas como el crédito, la capacitación y el aseguramiento, trajeron consigo una fuerte caída de la rentabilidad, pues de los diez principales cultivos que representaban el 42% del valor de la agricultura y ocupaban el 72% de la superficie agrícola del país, perdieron 49% de su valor entre 1981 y 1994, en