LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 51
carácter que, aunque ligado temporalmente, busca en la literatura
alemana su semejante.
El motivo de la añoranza de Parzival es el Grial, una Piedra de
Luz frente a la cual el esplendor terrenal es nada; para Parzival, la
realización del deseo terrenal debe ser el Paraíso. Quien mire direc-
tamente el Grial no necesita morir. Heracles, Alejandro el Grande
y otras figuras heroicas de la Antigüedad griega deben de haber
tenido conocimiento de él. Al fin y al cabo, un "pagano y
astrólogo" lo vio desde la luz astral y desde la órbita y lo predicó a
los hombres. Cómo llegó el Grial desde el firmamento hasta la
tierra, Wolfram lo silencia. La piedra quedó por fin en la tierra,
dejada por un coro "que volvió a las estrellas, porque su Pureza los
impulsaba a retornar al hogar". En un castillo de nombre
Muntsalvatsche, desde entonces será custodiado por templarios en
permanente estado de guardia y por un rey, esperando a su
Doncella del Santo Grial y a su Guía, la única que podrá portarlo.
Un joven héroe parte a la búsqueda del Grial: Parzival. Abandonó
a su madre, Herzeloyde, para consagrarse a la caballería. Al llegar a
ser caballero de la Mesa Redonda del rey Arturo, anheló con todo
su corazón la máxima bienaventuranza terrenal. La encuentra en el
castillo de Muntsalvatsche, en el Grial, y pasa a convertirse en Rey
del Santo Grial. Su hijo Lohengrin, Cuándo adulto, será Heraldo
del Santo Grial. En una barca sirgada por un cisne va él hacia los
hombres, para defenderlos de la injusticia.
El editor de mi versión de Parzival opina que el castillo del Grial
debe estar en los Pirineos. Indicaciones geográficas como Aragón y
Cataluña le habrían inclinado a sustentar su punto de vista. Los lu-
gareños del Pirineo no están equivocados Cuándo a sus ruinas
del Montségur también las conocen como el Castillo de Saint-
Graal. La nieve entre la que el buscador del Grial, Parzival, dejó
trotar su corcel hasta llegar por fin al Castillo de la
Bienaventuranza bien pudo haber sido la nieve del Pirineo. El
nombre de Muntsalvatsche -que únicamente Wolfram le dio al