LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 225
fácilmente podía hacer algo que causara escándalo y perversión.
Como yo, Cesarius von Heisterbach, en conformidad con la
declaración prestada por otro hereje, capturado y quemado por
el rey de España hace tres años, puedo dictaminar: el maestro
Arnold quiso preparar a los suyos para una comunión
sacrilega, viático para la condenación eterna. Los herejes
fueron conducidos fuera de la ciudad y entregados al fuego en el
cementerio judío. Cuándo ya ardían violentamente, muchos
vieron y oyeron cómo Arnold posaba su mano sobre las cabezas
medio quemadas de sus discípulos y decía: '¡Sed firmes en
vuestra fe ya que hoy estaréis con Laurentius'. Entre ellos estaba
una virgen bella y a la vez entregada a la herejía. Debido a que
muchos se compadecían de ella, se la sacó del fuego, y se le pro-
metió que se la casaría o llevaría a un convento en caso de que
se convirtiera. Pero ella se dirigió así a los que la sujetaban:
'Decidme, ¿dónde está aquel seductor?'. Cuándo se le indicó al
maestro Arnold, se precipitó, cubriéndose el rostro con su vestal,
sobre el cadáver del herético instructor y descendió con él al
infierno".
El maestro Arnold y sus leales habrían sido unos herejes muy
raros si hubieran tenido que esperar asándose a fuego lento,
en una hoguera encendida por católicos, para gozar en lo
venidero en el paraíso bajo la protección de un mártir y santo
católico, de Laurentius. San Laurentius debe de haber sido
colocado en el año 258, después de ser diácono en Roma,
encima de una parrilla ardiendo, en la misma ciudad, por los
paganos, y así fue muerto. Es considerado santo protector de las
bibliotecas y los bibliotecarios. ¿Sería también santo protector de
los herejes, especialmente de los devorados por las llamas? El
informe de Cesarius suscita otras preguntas: ¿desde cuándo se
asciende al infierno y por qué los herejes de Colonia fueron
quemados en un cementerio judío?
Una vez, santa Hildegard von Bingen vino a Colonia para