LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 220

¿Y si nuestra palabra Herz [corazón] derivara de Herka? Si así fuera, la madre de Parzival, Herzeloyde, es la sufriente Herka. Parzival abandonó a su dolorida madre y la reencontró después de la larga odisea en búsqueda del Grial. Alli moraba, como lo afirma la crónica de la ciudad sajona de Alberstadt, la señora Venus. Por lo tanto, el buscador del Grial tuvo que hacer el trayecto de la madre humana a la madre divina. La una lo había traído al mundo, la otra lo acogió en sí. Parzival había completado el círculo de su actividad; había puesto fin a lo "que de este lado del bosque del Grial se denomina vida", y había logrado ser rey. Sus ojos miraron la piedra de la luz, ante la cual el fulgor terrenal es nada. La piedra fue ostentada por una reina. Sólo la señora Sabiduría, madre del cielo, gobierna la piedra de los sabios, la piedra filosofal. Permanezcamos fieles a la mujer y no digamos "mujer, nada tengo que ver contigo". Cuándo Tannhäuser abandonó a la señora Venus, ésta se afligió profundamente. Entonces el desafortunado emprendió una peregrinación que fue una odisea. Cuándo en Roma se dio cuenta de su error, regresó al interior de la montaña, a Venus, donde una mesa redonda lo esperaba. Había logrado ser rey en el reino de las hadas y redimió a la diosa de su pena. Érase una vez une comtesse qui depuis devint fée, una condesa que devino hada. Una antigua poesía francesa cortesana dice que fue la esposa de aquel rey Hüon de Burdeos, que es conocido por la obra poética "Oberón", de Wieland, y por la ópera romántica "Oberón", de Karl María von Weber. Esta condesa emprendió largas odiseas con su esposo a través de los países de Commans y Foy hacia el bocaige Auberon (el bosquecillo encantado), después de las cuales ambos fueron transportados a través de un vasto mar por un pescador que se había transformado en el pez de Apolo, en un delfín. En medio del bosquecillo encontraron un castillo. Allí reina Oberón. y, como Anfortas o Artús, también sufre una herida grave. No puede morir antes de que un joven rey reciba de él "corona y lanza", las insignias